martes, 24 de enero de 2012

Carta abierta a San Francisco de Sales, patrón de los periodistas


Hola, Santo Francisco, creo que hoy es tu (nuestro) día. No, no estoy rezando. Ya no rezo. Esto no es más que una pataleta/desahogo a la que espero que prestes comprensivos oídos, limitándote a escuchar y asentir. Espiritualmente, quiero decir.

Creo que pocas carreras se inician con la ilusión y expectativas con que empiezas esta. Quizás justo por su intangibilidad, por su dificultad para definirla con precisión o por su componente vocacional –unido a que solía tener una nota de acceso media-alta- hacen que cuando entras te sientas en una nube. “¿Estudias periodismo? ¡Que chulo!”, parece incluso que ligas más. Durante el primer año ya te das cuenta que algo no cuadra, que cosas periodísticas o relacionadas vas a tocar pocas o ninguna. Pero bueno, aun es primero ¿no? Ya habrá tiempo de parar las rotativas. Pasarán otro par de cursos y ya puede que empieces a tener la mosca detrás de la oreja, te preguntarás ¿pero esto que tiene que ver con periodismo? ¿aquí no se escribe, graba, locuta?. Pues no. Eso sí, sabrás perfectamente que la “Espiral del Silencio” no es una película de miedo, que la Escuela de Frankfurt debe ser algo FUNDAMENTAL para la Historia del periodismo ya que está presente en 4 de cada 5 asignaturas, o como bien apuntaba un compañero que con el balance de blancos no te la juegues. Empezarás a sentirte ligeramente decepcionado; pero no nos engañemos, no importa. Tenemos 20 años, estamos en plena vida universitaria, las hipotecas y otros problemas adultos están a años luz todavía (uy casi como ahora) y estamos cursando probablemente la carrera más fácil de todas las que se imparten en las universidades españolas. Por que sí amigos, el Periodismo en general es tal despropósito que en una licenciatura de 5 años ni siquiera damos idiomas, te enfrentas a asignaturas cuyo temario se reduce a 20 hojas de apuntes y que la mitad de ellas se solapan en contenidos unas y otras. Estoy convencido de que si dedicásemos a la Licenciatura en Periodismo el mismo tiempo que dedica un estudiante de Derecho, calzaríamos unas medias de expediente de 9,5.

Bueno, pero ya hemos llegado hasta aquí, ya estamos en tercero. Sobrepasamos el ecuador. Ahora viene lo bueno, pensabas. Con suerte y si eras espabilado y de los que te movías, empiezas unas prácticas en algún medio. Con más suerte aún, en algún medio de relumbrón: aprenderás un montón de gente que lleve años en esto (incluso te cruzaras con algún periodista famoso en los pasillos) y llegarás al momento donde te dirás a ti mismo, “joder, de llevar los cafés el becario nada, si hago lo mismo que el resto de la plantilla!”. Probablemente hagas lo mismo y te pidan las mismas responsabilidades, pero con una retención del 80-100% del sueldo (chascarrillo de humor). Como he dicho, si tienes suerte, porque sino acabarás en un medio digital, que aceptémoslo, es lo único que va a quedar de aquí a unos años (si los mayas no intervienen antes) pariendo noticias una detrás de otras recurriendo al sensacionalismo más zafio y las técnicas más ruines de posicionamiento en buscadores para que el contador de visitas no pare de aumentar y poder hacer un poco más ricos (creo que ya ni eso) a tus jefes. Ah, y un matiz, he dicho “pariendo noticias”. Parir: alumbrar algo propio. Rectifico, quería decir “rehaciendo noticias” de otros medios en un bucle interminable. Porque asumámoslo, a día de hoy pensar en hacer periodismo de calidad y que cobres es tan utópico como que te paguen por follar con modelos.

Pero aun así, lo peor está por llegar. Si aun sigues luchando, enhorabuena, otros menos audaces y quizás más listos ya están en oposiciones.com buscando una salida al problema, y todo mi respeto para ellos, que ni ellos son Capitanos ni esto es el Costa Concordia. Opciones que puedes tener ahora… pues bien, si tienes uno de eso físicos que quitan el hipo, puede que tu lugar sea la TV, según creo en cadenas como Telecinco y La Sexta el perfil es muy requerido. Aunque un consejo gratis, si tienes esos atributos yo los invertiría en entrar en Gran Hermano o Mujeres Hombres y Viceversa, probablemente aumente tanto tu cuenta corriente como tus posibilidades de acabar dando tu solemne opinión en alguna mesa de contertulios, que al fin y al cabo difiere en poco de lo que buscábamos al empezar todo esto. Otra opción, la SUERTE. Estar en el lugar correcto en el momento correcto. En cualquier caso y ya puestos así, prefiero que diosa Fortuna se fije en mí mientras compro la Lotería de Navidad o coincido con Adriana Lima en un ascensor, por decir algo. La tercera y en la que seguramente todos estáis pensando: EL ENCHUFE. Desgraciadamente y visto los tiempos que corren, me parece que ya ni una buena toma de energía eléctrica garantiza nada en nuestra profesión, quizás 6 meses de contrato de prácticas y un “gracias por todo, no te desanimes”. Vendrá otro y vuelta a empezar, el ciclo de la vida, como en el Rey León.

Porque aquí viene el gran meollo de la cuestión y del que algunos todavía no nos hemos dado cuenta. El Periodismo ya está completo. Se ha colocado el cartel de no hay billetes. Los que están y se dedican a esto, llegaron hace años, en otros tiempos, y para nosotros y los que vienen detrás ya no hay sitio. Nos podemos morir de hambre, frío y asco a la cola, que la lista de espera no se va a mover mucho. Somos la base de la pirámide, lo que les sustenta, pero al igual que en una sociedad estamental en la Edad Media, nuestras posibilidades de ascender en dicha figura son nulas e inexistentes. Somos mano de obra barata –o gratuita-, dispuesta a hacer casi cualquier cosa por sentirnos periodistas, numerosa y que no deja de aumentar, y totalmente sumisa con las exigencias que nos imponen desde arriba. El sueño de Maquiavelo, vamos.

Y es que, señores, ya es imposible que nadie se habrá paso poco a poco, desde las redacciones locales, creciendo y avanzando durante años en radios perdidas o de barrio, para finalmente culminar el fulgurante ascenso y el clímax del éxito en la profesión. Ya no va haber más casos de Pérez-Revertes, o Jordis Évoles, en los que leer en la Wikipedia “empezó con 18 años cubriendo la actualidad de su pueblo…”, y pensar, “joder, y mírale ahora”. Y si por algún tipo de conjunción astral logras esto, te convertirás en un ser tan ególatra y mesiánico, que más te hubiera valido quedarte por el camino. Pero eso ya no les culpo, que para eso la victoria fue tan dura e improbable.

Pensaba hablar del periodismo de trinchera, del patetismo de los programas de televisión, de la escasez de reportajes con una mínima de calidad. De la moda del clonismo hasta la saciedad de cualquier formato con un mínimo éxito. Pero nada, ni de eso tengo ganas. De eso todos somos cómplices y hoy no me apetece salvar el mundo.

Para acabar diré que sin ningún tipo de duda que me arrepiento completamente de haber estudiado esta carrera, que han golpeado mis ilusiones hasta hacerlas añicos, y que lo que más me pesa es que nadie me hubiera explicado todo esto en su momento y haberme quitado las ganas de seguir. Y tristemente todo esto que digo no se reduce a la experiencia mía, porque ni la oportunidad he tenido de hacer tanto. Esto es un puzzle hecho con todas las historias que conozco, de amigos, de compañeros, de desconocidos que también publicaron sus quejas. Esta es la mía, la tuya, la tuya también, y la de ya sabes quién también.

Mi consejo: dedícate a otra cosa. No sé puede culpar al marinero de no vencer a la tormenta. Al final esto te acabará matando y frustrando hasta que se te derramen las ganas de luchar por ello. Si te pica el gusanillo, móntate un blog o realiza reportajes y súbelos al Youtube. O incluso haz mordaces críticas a determinadas situaciones en tu red social favorita, mendigando por unos retuits o unos “me gusta”, y que te pegue el subidón de que estás ejerciendo, como estoy yo haciendo ahora mismo. Al final te sentirás como esos músicos que tocan en el metro y entre éxito de Sabina y Serrat meten un tema propio y hacen suyo el tintineo de las monedas.

Me despido, San Francisco. Aunque ahora que lo pienso, no sé si está carta debería ir dirigida a ti o a San Judas Tadeo. Patrón de las causas perdidas.

1 comentario:

  1. La verdad es que como dices, la situación del periodismo es crítica, y no solo por lo que comentas, sino porque todas las editoriales estan completamente politizadas, por lo que es muy dificil que a alguien se le permita publicar un artículo totalmente objetivo o crítico, sin que se censure previamente o te lo eliminen por completo.

    Hay mucha gente que habla de la falta de profesionalidad de los periodistas (que estoy seguro que más de uno es así por decisión propia), pero ¿qué puedes hacer si es tu jefe el que te hostiga a tener ese comportamiento? Esto también pasa en otras profesiones, yo por ejemplo como analista-programador me veo muchas veces en la situación de mandar a la mierda a mi jefe o programar "el parche" mal pensado y poco eficiente que me "proponen" (imponen,) porque un trabajador que no es sumiso, es un trabajador que se despide, total, ya vendrá otro que haga lo mismo por menos, que ahora hay gente que solo busca comer.

    Y como bien dices, yo también quiero animar a la gente a autopublicarse/distribuirse en blogs o sus propias páginas webs, yo por ejemplo ando programando la mía que usaré como CV y hospedaje de mis aplicaciones.


    Otro gran problema del periodismo actual, como leí en una entrevista a Supergarcía (creo que era así) es la falta de investigación y rigurosidad. Muchos periodistas redactan artículos sin tener ni idea de lo que hablan, ni haber hecho el más mínimo esfuerzo por saberlo. Pasa cuando se habla de temas tecnicos. Por ejemplo es fácil ver a un presentador de telediario usar pédofilo y pederasta de la misma manera, aunque vengan de la misma palabra y su traducción del latín sea identica, en terminos tecnicos un pedofilo es el que siente la atracción y el pederasta el que la consuma. O como en lugar de utilizar la palabra Cracker (Criminal Hacker) usan Hacker a diestro y siniestro mancillando la ética y profesionalidad de la gente a la que se la califica de tal manera. Ya no se contrastan informaciones y ven cosas donde no las hay. Como aquella famosa confución creo que del diario Que, en la que uno de sus redactores confunde un laringoscopio con el arma homicida de un apuñalamiento en el metro de Madrid de un joven antifascista.

    También otra indicio del declive periodístico (que quede claro que yo soy peor que ellos en este tema) es la cantidad de faltas de ortografía de muchos redactores. Que digo yo, si se producen con toda normalidad, ¿como es que no hay nadie que corrija los artículos? o el encargado de corregirlos es peor aún que el redactor? Y no me digais que tiene que corregirlo uno mismo, porque eso es una soberana estupidez, tu puedes corregir un desliz, pero no una falta que tu cerebro asume que no lo es. Pues para tí es correcto.

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